El episodio ha sido tantas veces relatado, que ya se ha hecho parte del anecdotario de la historia literaria chilena: a inicios de la década del veinte, una joven y desconocida provinciana, llamada Marta Brunet, escribe una carta al reputado crítico chileno Hernán Díaz Arrieta, más conocido con el seudónimo de Alone. La novata escritora adjunta a la misiva un cuaderno con poemas de su autoría. La respuesta de Alone es breve y categórica: los poemas son malos, pero la carta es buena, muy buena. Inmediatamente le consulta si tiene prosa literaria. Brunet manda nuevamente otra carta pero esta vez junto a un manuscrito de una novela inédita titulada Montaña adentro. A vuelta de correo, Brunet recibe la siguiente respuesta de Alone: “¡Dan ganas de echar a vuelo las campanas cuando nace un escritor de la talla de Marta Brunet!” (Cit. en “Marta Brunet fue calificada inmoral y hereje”, s/p).