La crítica norteamericana Rosalind E. Krauss ha hecho importantes contribuciones para la comprensión del arte moderno y contemporáneo. No pretendo discutir aquí el conjunto de esos aportes. Lo que me interesa, más bien , es comentar la condición de posibilidad de un proyecto soberbio -como es el de denunciar los mitos que la historia del arte moderno ha construido-cuando se defiende u na militancia tan fundamental con una cierta opción metodológica. Para ello me voy a referir particularmente al ensayo que da nombre a su libro La originalidad de la vanguardia y otros mitos modernos . Tan prometedor título suscitó en mi una esperanza: la de encontrar en él un argu­mento que contradijera eficazmente la comprensión institucionalizada de las vanguardias, que realmente pusiera en entredicho el culto a la originalidad que ellas y la crítica que las consagró reclamaron como registro de marca.