A nuestro juicio, el movimiento estudiantil ha permitido, mucho más allá de los legítimos temas que, gracias a él, se transformaron en el centro del debate socio-político del país durante más de 5 meses en 2011, demostrar el malestar en el cual se debate la sociedad chilena desde la época oscura de la dictadura militar; época de brutales privatizaciones no solamente de los servicios públicos, entre ellos la educación, sino también del alma chilena y del rol ciudadano que debe ejercer cada uno en una democracia moderna...