Es esencial en educación replantearse la relación de los sujetos si se quiere proyectar una nueva narrativa en la que puedan mirarse y sentirse acogidos los jóvenes y los docentes. Este artículo propone una crítica a esas formas típicas de relaciones entre docentes y estudiantesdesde la perspectiva educativa. Una idea inicial es que actualmente existe una dificultad en aceptar el dinamismo y aceptar que la vida en esencia cambia. Pero, a pesar de darnos cuenta de aquello, los mecanismos que se utilizan en las escuelas siguen siendo los mismos que hace décadas. Esta investigación parte con la frase “educar para la vida”, poniendo énfasis en el rol y relación que viven docentes y estudiantes bajo la perspectiva de dominación y poder. Tambiénse fundamenta la importancia de dar espacio y voz a estudiantes y docentes, los cuales están llenos de experiencia, que pueden exponer desde sí –desde el encuentro consigo mismo-. Todo ello, en beneficio de las relaciones humanas y de la línea que busca asimilar los cambios quevivimos como sociedad.Así, hablamos de una educación como encuentro que deja de lado la desconexión que ha tenido la escuela con la interioridad. Esta investigación es una oportunidad para cuestionarnos qué reconocimiento le damos a ‘otros’ y ‘otras; a sus historias, a sus puntos de vistas, qué valor le damos a sus vidas particulares en movimiento, qué tipo de escucha requieren los ‘otros’ y ‘otras’, qué podemos vislumbrar no solo de los jóvenes, sino también de nosotros mismos y de nuestra relación con ellos.El artículo se divide en 2 partes. En la primera, se realiza un análisis de las dificultades que se observan para relacionarnos con los demás en las prácticas educativas y se comenta la importancia del diálogo relacional. En la segunda parte, se presentan las primeras aproximaciones de un caso de estudio llevado junto a una profesora. Se exponen algunas conclusiones de las observaciones de clases y de su relación con los estudiantes.