Este artículo repiensa las exigencias que atraviesa la disciplina histórica, particularmente aquellas que rodean o se vuelven evidentes desde la Historia Social. Se propone así una lectura de su naturaleza epistemológica, tomando en consideración su desarrollo en el orbe, para luego dar paso a la evolución que esta rama de la disciplina ha tenido en el país. Esto permite arrojar luces respecto a los pasos a seguir para conseguir no solo mejores resultados, sino también investigaciones más comprometidas y empáticas con las problemáticas que actualmente se viven, proponiendo un rol más activo del historiador en sociedad. Dicho esfuerzo cobra mayor sentido al considerar el creciente hermetismo de las últimas décadas en el cual se ha ensimismado la disciplina histórica, relegada incluso en la academia, y alejada de la población, limitada, muchas veces, a una crítica intranscendente al mundo que la rodea y del cual el historiador es parte.