El presente artículo examina el rol que juega la fiesta de la Candelaria en el marco de la religiosidad popular del Departamento de Osorno durante la segunda mitad del siglo XIX y cómo aquella expresión constituyó un elemento de conflicto para las elites urbanas que la consideraron un resabio colonial impropio de la construcción de sociedad moderna. Los resultados indican que su carácter momentáneo, su posicionamiento geográfico, el contexto festivo y la ausencia de control, la transformaron en un polo de atracción que llamó la atención de un público que rebasó su carácter religioso, aportando distención social y cohesión identitaria al territorio.