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dc.creatorHidalgo Hermosilla, Aldo
dc.date2018-12-01
dc.identifierhttps://www.revistas.usach.cl/ojs/index.php/arteoficio/article/view/3553
dc.descriptionEn “Desastres”, Neruda dice: “Cuando llegué a Curacautín estaba lloviendo ceniza por voluntad de los volcanes / Me tuve que mudar a Talca / donde habían crecido tanto / los ríos tranquilos de Maule que me dormí en una embarcación / y me fui a Valparaíso / En Valparaíso caían / alrededor de mí las casas...” En estos versos, el poeta revela modos propios en que la “tierra” actúa, nombra ciudades en donde nos hemos dado morada, narra la extrañeza y la resignación del abandono, pero hacia el final del poema parece advertir que no es la naturaleza, sino nuestra presencia, nuestro “mundo”, lo que convierte el actuar natural en desastre. Dice: “Hice mi cama junto al río / que llevaba más piedras que agua, junto a unas encinas serenas, lejos de todas las ciudades junto a las piedras que cantaban / y al final pude dormir en paz...” Pero receloso, concluye: “...con cierto temor de una estrella / que me miraba y parpadeaba / con una insistencia maligna”.es-ES
dc.formatapplication/pdf
dc.languagespa
dc.publisherUniversidad de Santiago de Chilees-ES
dc.relationhttps://www.revistas.usach.cl/ojs/index.php/arteoficio/article/view/3553/26002865
dc.sourceArteoficio; Catástrofe y emergencia; 1es-ES
dc.source0718-9362
dc.source0717-5590
dc.titleTIERRA Y MUNDOes-ES
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/article
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/publishedVersion


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