Los cambios políticos, económicos, demográficos y todos aquellos que afectan a nuestra sociedad, han generado múltiples demandas al sistema educativo, repercutiendo en las necesidades y funciones de los programas de formación del profesorado. Para enfrentar estas nuevas demandas, es necesario que las instituciones que forman al profesorado desarrollen distintos procesos formativos y estrategias que permitan recoger y analizar de manera confiable información acerca del curriculum que ofrecen. Así, también desde el ámbito público, se requiere reunir información acerca de la formación continua diseñada e implementada a lo largo del país, y revisar si las acciones se encaminan efectivamente hacia el logro de las competencias necesarias, para que los profesores y profesoras logren aprendizajes de calidad con sus estudiantes (Fullan y Hargreaves, 2014; Sotomayor y Walker, 2009).