The article describes an educational experience implemented based on the pedagogical model Flipped Classroom or aula invertida, among subjects in the third year of middle school or high school from a vulnerable school context in the Coquimbo Region, Chile. The interest in investing the class arises after identifying a depressed autonomy and lack of protagonism on the part of the students in the conduct of their teaching-learning process, a situation identified through a participatory diagnosis by the teachers of the educational community . The results obtained through semi-structured interviews, didactic interviews, in addition to the use of the reflective journal and through constant analysis of the documents that emerged in the training process, allow us to infer that both the design and the phases following adaptation to innovation Didactics must be understood as a progressive and complex process, determined by the role of the teacher as facilitator of the didactic processes, thus modeling the expectations, both personal and also of the students. It is concluded that the methodology and its didactic turn allow a more complete understanding of the didactic act in non-contact contexts, revealing a triad between autonomy, technology and teacher mediation, seeking a more autonomous and cooperative work in the classroom.En el artículo se describe una experiencia educativa implementada en base al modelo pedagógico “Flipped Classroom” o aula invertida, entre sujetos de tercer año medio o secundaria de un contexto escolar vulnerable de la Región de Coquimbo, Chile. El interés por invertir la clase surge luego de identificar una deprimida autonomía y falta de protagonismo por parte de los estudiantes en la conducción de su proceso de enseñanza-aprendizaje, situación identificada por medio de un diagnóstico participativo por parte de los docentes de la comunidad educativa. Los resultados obtenidos por medio de entrevistas semi estructurada, entrevista didácticas, además del uso del diario reflexivo y por medio del análisis constante de los documentos surgidos en el proceso formativo, permiten inferir que tanto el diseño como las fases siguientes a la adaptación a la innovación didáctica debe de comprenderse como un proceso progresivo y complejo, determinado por el rol del docente como facilitador de los procesos didácticos, modelando así las expectativas, tanto personales como también de los estudiantes. Se concluye con que la metodología y su giro didáctico permite una comprensión más cabal del acto didáctico en contextos no presenciales, relevando una triada entre autonomía, tecnología y mediación docente, procurando un trabajo más autónomo y cooperativo en el aula.