dc.description | Considero que todo proceso de conocimiento es tan político como los procesos de producción de sentidos, por y para los sujetos, en la sociedad y en la historia. Vivimos en un mundo lleno de contradicciones que se autodenomina plurilingüe, al mismo tiempo que funciona en el imaginario de una sola lengua, el inglés, con fuerte poder normativo; un mundo digital, junto a un enorme contingente de analfabetos, sin acceso al funcionamiento oficial de las Letras, en el que se multiplican sujetos marginados por clase, raza, género, etnia, idioma, religión, etc. Un mundo en el que se invierte, en términos de prácticas alfabetizadoras, más en la formación para el trabajo y el mercado que en la formación para un conocimiento real que no se reduzca a la mera información, sino que permita al sujeto del conocimiento independizarse y poder hacer opciones, desarrollando no sólo la ciencia y la técnica, sino también la sensibilidad y la iniciativa, la invención y la crítica. Pensamos que la educación inclusiva, bien practicada como proceso formativo, puede crear condiciones para que el sujeto sea capaz de medir el efecto de su intervención en la formación social y, por otro lado, el efecto de lo social sobre él. Lo que no ocurre en la mera habilitación, que convierte al sujeto en un simple repetidor. Pero el sistema está sujeto a fallar y las fallas dan lugar a lo posible, a la ruptura, a la resistencia. Así, la formación, por su parte, otorga al sujeto la posibilidad no sólo de formular, sino de reformular y resignificar su relación con las prácticas letradas y con la sociedad, con dominio de procesos discursivos inclusivos en el desarrollo de sus prácticas y experiencias, que es fundamental para la resistencia y la transformación social. | es-ES |