Regarding the educational action, there is a temptation to see it, frequently, as a technical function. However, the educational action is first of all a service to people. This was warned by José Luis González-Simancas in Claves en la formación de profesores, highlighting those fundamentals that in his opinion are the keys both in the training of education professionals, and in the professional exercise that they carry out. In this article the author analyses, from the perspective of the anthropology of education, the theory of education underlying the approach of the Spanish academic, highlighting, on the one hand, the philosophical foundations that are present in this theory, and on the other hand (echoing the Aristotelian premise that in matters of concrete life it is not a good idea to take refuge only with theorizing), highlights the foundation that comes from practice and pedagogical evidence that the Spanish academic collects from his own professional experience stands out. Based on the theoretical and practical reasoning of the Spanish academic, the author concludes that educational action must be effective in helping students to grow in the four dimensions that personal growth implies, namely growth in integrity, solidarity, in personality, and in the growth that refers to freedom. The author emphasizes that ultimately it is in the comprehensive achievement of growth where the effectiveness of educational action is resolved.Respecto de la acción educativa, existe la tentación de verla, frecuentemente, como una función técnica. Sin embargo, ella es ante todo un servicio a las personas. Así lo advirtió José Luis González-Simancas en Claves en la formación de profesores, poniendo en sobre relieve los que a su juicio son las claves tanto en la formación de los profesionales de la educación, como en el ejercicio profesional que estos llevan a cabo. En este artículo el autor analiza, desde una perspectiva de la antropología de la educación, la teoría de la educación subyacente en el planteamiento del académico español, resaltando por una parte, los fundamentos filosóficos que están presente en esta teoría, y por otra parte (haciéndose eco de la premisa aristotélica que en asuntos de la vida concreta no es buena idea refugiarnos solo con teorizaciones), destaca la fundamentación que nace de la práctica y evidencias pedagógicas que el académico español recoge desde su propia experiencia profesional. En base a los razonamientos teóricos y prácticos del académico español, el autor concluye que la acción educativa debe ser eficaz en ayudar a los alumnos a crecer en las cuatro dimensiones que el crecimiento personal implica, a saber, el crecimiento en integridad, en solidaridad, en personalidad, y en el crecimiento que remite a la libertad. El autor destaca que en definitiva es en el logro integral del crecimiento donde se resuelve la eficacia de la acción educativa.