En 1996, nuestro país comenzaba a implementar la Reforma Educacional a nivel básico. Se inicia, así, un intenso proceso, cuyo impacto aún no logramos dimensionar y que modificaría el curriculum. Se incorporaba a los profesores como profesionales a los que se reconoce su capacidad para participar en el diseño de planes de asignaturas. Además, se hacía necesario articular a otro de sus actores: las instituciones formadoras de docentes, para poder propiciar cambios o innovaciones.En 1998, la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, decide asumir activamente los desafíos que el sistema educacional reclama, diseñando un nuevo plan de estudios para fortalecer la formación inicial de los docentes. Esta inquietud se tradujo en la creación de asignaturas, que intentan incorporar nuevos paradigmas epistemológicos y que, junto con ello, trataban de dar cuenta de nuevos procesos de profesionalización.