Antes que nada quisiera destacar el hecho de que habría que hacer más expeditas las políticas estatales sobre las universidades, puesto que se produce una injusta redistribución de los aportes fiscales que, cada día, se reparten entre más comensales. Esto afecta a universidades como las nuestras: la del Bío-Bío, la Metropolitana de Ciencias de la Educación, la de La Serena. Incluso, podríamos hablar de una perversa distribución del Aporte Fiscal Directo. Podría ocurrir que una universidad recibiera en un ítem $52.000; y, otra, por el mismo, $900.000. Sin embargo, en el proceso de acreditación, a todas las universidades, las van a medir con la misma vara y les van a pedir la misma calidad de investigaciones y de publicaciones que existen en otras universidades más beneficiadas. Aquí, de partida, se produce una clara inequidad del sistema.