Participatory Design (PD) is increasingly interested in the repair process, motivated by the curiosity to articulate a more caring and relational attitude toward our socioecological environment. However, placing ‘repair’ centrally in PD is difficult, since the latter has been traditionally focused on ‘making together’ and less on repairing what was once made, or even ‘unmake’. While repair is part of our continuous activities (repairing clothes, bikes, marriages, and relationships), it is often a painful and challenging endeavor. Repair entails hope but also grief. This article discusses how we used a Live Lab to explore more intimate design approaches, opening pathways to explore plural relations and access embodied and emotional knowledge. Finally, based on our research experience in a garden city, we reflect upon how acting within an intimacy framework contributes to PD’s repair process, by bringing socioecological entanglements to the agenda of citizens.El diseño participativo está cada vez más interesado en el proceso de reparación, lo que se explicaría por el deseo de articular una actitud más cuidadosa y relacional hacia nuestro entorno socio-ecológico. Sin embargo, resulta difícil posicionar la “reparación” al centro del diseño participativo, ya que tradicionalmente éste se ha centrado en “hacer juntos”, y no tanto en reparar lo que alguna vez fue hecho o en “des-hacer”. Mientras reparar forma parte de nuestras actividades ordinarias (reparar ropa, bicicletas, matrimonios o relaciones), a menudo conlleva un esfuerzo doloroso y desafiante. La reparación implica esperanza, pero también dolor. Este artículo analiza cómo utilizamos un Live Lab para explorar enfoques más íntimos de diseño, abriendo caminos que permitan indagar relaciones plurales y acceder al conocimiento encarnado y emocional. Finalmente, basándonos en nuestra experiencia de investigación en una ciudad jardín, reflexionamos acerca de las distintas maneras en que actuar dentro de un marco de intimidad contribuye al proceso de reparación del diseño participativo, llevando los entrelazamientos socio-ecológicos a la agenda de ciudadanas y ciudadanos.