Starting from an initial question about the cooperative support of life from and beyond the human, this article aims to mobilize two concepts that may be relevant to reflect on the existence of socio-material frameworks that, in their articulation collective, contribute to continue, repair and improve the lives of people, groups and ecosystems. With this purpose, I try to establish a dialogue between the theoretical proposal on the ethics of care, understood as a disposition and concrete practice aimed at meeting the needs of vulnerable bodies in the human world and beyond, and the renewed discussion on the common with a focus on those shared social forms oriented towards the reproduction of life. From this conversation it is verified that it is still necessary to continue building bridges between the idea of the common, which with its gaze set on social reproduction has sought to understand the conformation of the collective from vast groups and social processes; and the ethics of care, which has rather tried to recognize specific tasks and actors contribute to the reproduction of life. This reflective exercise of situating the notion of the common based on care in specific relational contexts can contribute to enriching the idea of the collective beyond shared governance focused on the reproduction of “common goods”. In other words, to conceive it as a political problem linked to the materiality of the bodies, their vulnerability and their security. Given that the collective cannot be thought of as something distant with respect to the affective materiality that we are with others and with things, it is relevant to continue asking questions regarding the way in which the common guarantees the life of bodies, while bodies, in a relationship of interdependence, they protect the common.A partir de una pregunta inicial sobre el sostenimiento cooperativo de la vida desde y más allá de lo humano, el presente artículo se propone movilizar dos conceptos que pueden resultar relevantes para reflexionar en torno a la existencia de entramados socio-materiales que, en su articulación colectiva, contribuyen a continuar, reparar y mejorar la vida de personas, grupos y ecosistemas. Con este propósito intento hacer dialogar la propuesta teórica sobre la ética del cuidado, entendida como una disposición y práctica concreta orientada a atender necesidades de cuerpos vulnerables del mundo humano y más allá de este, y la discusión renovada sobre lo común con un foco puesto en aquellas formas sociales compartidas orientadas a la reproducción de la vida. De esta conversación se constata que aún es necesario seguir construyendo puentes entre la idea de lo común, que con su mirada puesta en la reproducción social ha procurado entender la conformación del colectivo a partir de vastos conjuntos y procesos sociales; y la ética del cuidado, que más bien ha intentado reconocer tareas y actores concretos contribuyen a la reproducción de la vida. Este ejercicio reflexivo de situar en contextos relacionales concretos la noción sobre lo común a partir del cuidado, puede contribuir a enriquecer la idea del colectivo más allá de la gobernanza compartida centrada en la reproducción de los “bienes comunes”. En otras palabras, concebirlo como un problema político vinculado con la materialidad de los cuerpos, su vulnerabilidad y su aseguramiento. Dado que no se puede pensar el colectivo como algo distante respecto de la materialidad afectiva que somos con los demás y con las cosas, resulta relevante seguir haciéndose preguntas respecto de la manera como lo común garantiza la vida de los cuerpos, mientras que los cuerpos, en una relación de interdependencia, resguardan lo común.