Practical professional experience is a central component of initial teacher training. However, there is a dearth of evidence regarding the quantity, intensity, and quality of this practical component, in Chile. Using a mixed methods approach, this paper quantifies and analyses how this practical component is organized in 70% of the higher education institutions that train primary school teachers in Chile. The results show, first and foremost, that all universities include a practical component in their curriculum, but there are significant differences among universities in terms of the number of courses, hours, and organization of these experiences, and secondly, these differences are associated with institutional characteristics such as accreditation. This study's instruments and results will contribute to this field, through guiding improvement processes as well as the development of indicators that could be used to evaluate the intensity and quality of the practical component in teacher training programs, ultimately increasing the demands of accreditation processes.La experiencia práctica es un componente esencial de la formación de docentes. Sin embargo, la evidencia en Chile respecto de la cantidad, intensidad y calidad de dicho componente práctico es escasa. Usando una metodología mixta, esta investigación cuantifica y analiza la organización de la formación práctica del 70% de las instituciones que imparten carreras de Pedagogía Básica en Chile. Los resultados muestran, en primera instancia, que el componente práctico se encuentra presente en todas las universidades analizadas, pero existe bastante dispersión en términos de cantidad de cursos, horas y organización de estas experiencias; y, en segundo término, que estas diferencias se encuentran asociadas a características institucionales como, por ejemplo, la acreditación. Tanto los instrumentos como los resultados del estudio contribuyen a este campo, no solo entregando claves para guiar procesos de mejora, sino también para generar indicadores que permitan evaluar la intensidad y calidad del componente práctico de la Formación Inicial Docente (FID), aumentando las exigencias en procesos de acreditación.